¿Quienes Somos?
El Instituto Misionero de la Santísima Trinidad (BTMI) es la
cuarta rama de una comunidad Trinitaria:
La Familia del Cenáculo Misionero (FCM).
Las otras ramas son:
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El Apostolado del Cenáculo Misionero
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Las Siervas Misioneras de la Santísima Trinidad
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Los Siervos Misioneros de la Santísima Trinidad
Todas las ramas de la FCM sirven con una misión común:
la preservación de la fe entre los pobres y abandonados.
Tenemos una relación muy estrecha, apoyándonos unos a otros y colaborando siempre que sea posible. Nuestras raíces comenzaron a principios de 1909, antes de que se establecieran los institutos seculares en la Iglesia. Fueron varias mujeres, miembros de la Familia del Cenáculo Misionero, quienes profesaron votos privados con el Padre Thomas Augustine Judge CM, fundador de la Familia del Cenáculo Misionero. Entre ellas se encontraba una joven, la Dra. Margaret Healy, miembro del Apostolado del Cenáculo Misionero, la rama laica del FCM.
Nuestra
Misión
Nuestra
Visión
Los miembros del Instituto participan en la obra de evangelización de la Iglesia, "en el mundo y desde el mundo". Su presencia y testimonio de vida, obran a modo de fermento en la masa del pan .
Su misión es ser testimonio permanente en la vida cotidiana familiar y social para lograr que, con su actividades, la gracia de Dios llegue a quienes más la necesitan.
Cordero Vera, Hermana JM (2000) Margaret Healy, PhD,
Perfil de una Misionera Moderna
Los miembros dedican sus vidas a la
Santísima Trinidad mediante la profesión privada de los votos de pobreza, castidad y obediencia.
La misión del Instituto es preservar la fe en áreas e individuos espiritualmente olvidados y abandonados.
Su principal esfuerzo es desarrollar un espíritu misionero entre los laicos, en todos los ámbitos de la vida secular, con el objetivo de que todo católico sea apóstol.
DEVOCIONES
En nuestra Familia del Cenáculo Misionero tenemos muchas devociones y prácticas.
Nuestras devociones nos permiten vivir nuestro llamado misionero, nuestra misión.
damos especial énfasis a cuatro de estas devociones.
LA SANTÍSIMA TRINIDAD
LA EUCARISTÍA
EL ESPÍRITU SANTO
LA ENCARNACIÓN
Vemos al Dios Triuno en la gloria de toda la creación y en los rostros de las personas a las que estamos llamados a servir. La relación de amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es un modelo para la relación familiar que disfrutamos con nuestras hermanas, así como con los laicos, sacerdotes y hermanos de las cuatro ramas de la Familia del Cenáculo Misionero.
Es el sol y centro de nuestras vidas.
Cada Cenáculo Misionero tiene una capilla con el Santísimo Sacramento.
La Eucaristía es el alimento que necesitamos para nutrirnos para nuestra labor misionera.
Buscamos atraer el Espíritu Santo para que nuestros propios corazones se enciendan con el amor de Dios y podamos contagiar este fuego a los demás. Pedimos ser llenos de los dones del Espíritu Santo, especialmente de sabiduría y fortaleza.
Juntos rezamos una novena perpetua al Espíritu Santo desde 1913.
La celebración de la Navidad y la Anunciación nos recuerda que Dios caminó con su naturaleza humana
Dios no está distante, sino que nos conoce y nos ama completamente.
En respuesta, compartimos ese amor.